sábado, 7 de mayo de 2011

Sábado 7.

El reloj marca las cuatro y media de la tarde, hace exactamente 51 días..
Miro a través de la misma ventana que distrae mi mente del hastío y de unos eternos puntos suspensivos que, a pesar de los intentos, no desaparecen de mi cabeza.
Concentrada, intentando estudiar, pero tus frías palabras aparecen en mi mente.
Estudiar, no podía  estudiar así en esas condiciones con una autoestima tan baja, asi que, me puse a escribir, como suelo hacer.
“Era precioso, me sentía como Cupido, capaz de hacer del más frío y vulgar de los hombres, a alguien cuyos sentimientos solo brotan al exterior por medio de palabras, de cartas, preciosas cartas de amor. Era todo una ilusión, un espejismo, y yo era la ilusionista que unía las cuerdas sin precisar de nudos, aunque no recibiera a cambio ningún aplauso, pues fui la única que desveló su truco: papel y tinta; pero para quienes sabían de mis habilidades por el contrario de admirarlas las detestaban.”

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